La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre. Según el Atlas de diabetes, existen 537 millones de adultos (de 20 a 79 años) viven con diabetes: 1 de cada 10, de las cuales 61 millones viven en Europa y 5,1 millones en España. Se calcula que esta cifra aumentará a 5,6 millones para el año 2045. La diabetes es responsable de 6,7 millones de muertes en el año 2021, es decir que 1 cada 5 segundos. De 541 millones de adultos que padecen intolerancia a la glucosa, una situación de alto riesgo para padecer diabetes de tipo 2.
Esta enfermedad gradualmente provoca graves daños en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. En las últimas tres décadas, la prevalencia de la diabetes de tipo 2 ha aumentado drásticamente en países de todos los niveles de renta. Una serie de intervenciones rentables pueden mejorar los resultados de los pacientes, independientemente del tipo de diabetes. Entre estas intervenciones, se ha identificado a la alimentación sana como un enfoque eficaz para prevenir la diabetes de tipo 2, las complicaciones y la muerte prematura asociadas a la diabetes. Adicionalmente, se han recomendado alimentos específicos y patrones dietéticos ricos en ácidos grasos poliinsaturados, especialmente los omega-3 y omega-6, para para lograr niveles óptimos de glucemia, la prevención y el tratamiento de la diabetes.
Estrés oxidativo, metabolismo de la glucosa y diabetes
El estrés oxidativo ocurre cuando en nuestro cuerpo se acumulan demasiados radicales libres, que son moléculas inestables que dañan las células. En condiciones normales, nuestro cuerpo tiene antioxidantes que ayudan a protegernos de estos daños. Pero cuando hay un desequilibrio —por ejemplo, debido a una mala alimentación, estrés, contaminación o enfermedades como la diabetes—, los radicales libres superan a los antioxidantes y empiezan a causar problemas. El estrés oxidativo es clave en el desarrollo de la diabetes, ya que daña las células del páncreas encargadas de producir insulina. Sin suficiente insulina, el cuerpo no puede regular bien el azúcar en sangre, lo que lleva a niveles altos de glucosa.
El exceso de azúcar y grasas activa procesos dañinos:
Daño a las mitocondrias: Las células pierden energía y mueren.
Inflamación crónica: Aumenta la resistencia a la insulina.
Acumulación de sustancias dañinas: Dañan vasos sanguíneos y órganos.
Alteración de rutas metabólicas: Dificultan el uso correcto de la glucosa.
El papel protector del omega-3
Se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3, presentes en leches enriquecidas, pescados grasos, semillas y frutos secos, tienen un efecto beneficioso para las personas con diabetes. Específicamente se han involucrado en ayudar a:
Reducir la glucosa en ayunas: Mejoran la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, disminuyendo los niveles de glucosa en sangre cuando no se ha comido.
Disminuir la resistencia a la insulina: Facilitan que las células respondan mejor a la insulina, ayudando a que la glucosa entre en las células para ser utilizada como energía.
Estos efectos pueden mejorar el control de la diabetes y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo, protegiendo el corazón, los riñones y otros órganos afectados por la enfermedad.
En el embarazo, resultados de una revisión sistemática evidenció el papel de los ácidos grasos omega-3 en la prevención de la preeclampsia y la diabetes gestacional. Específicamente, el ácido docosahexaenoico o DHA, es fundamental para el desarrollo fetal y el mantenimiento del embarazo, con un potencial para reducir las complicaciones como la diabetes gestacional y la preeclampsia. Aunque se sugiere que su suplementación mejora resultados como el crecimiento fetal y el peso al nacer, la evidencia sobre su papel preventivo en estas complicaciones sigue siendo inconclusa. Se observó que si bien el DHA apoya la función placentaria y la salud metabólica materna, se necesitan más investigaciones para confirmar su eficacia en la prevención de estas condiciones.
Relación de los ácidos grasos omega-3 y omega-6
Se ha estudiado la relación entre los ácidos grasos omega-3 y omega-6 en ayudar a prevenir las enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2. Un reciente estudio de Shakiba y colaboradores del año 2024, llevado a cabo en 8.744 personas, analizando la dieta, demostró que las personas que consumían más omega-3 tenían un 58% menos de probabilidad de tener diabetes tipo 2. Sin embargo, quienes tenían un consumo muy alto de omega-6 en comparación con omega-3 presentaban un 42% más de riesgo de desarrollar diabetes. No se encontró una relación clara entre el consumo total de omega-6 y el riesgo de diabetes.
Los ácidos grasos omega-6 se encuentran en aceites vegetales (como girasol, maíz y soja), frutos secos (nueces, semillas de girasol), carnes, productos lácteos y alimentos ultraprocesados. Aunque son esenciales para el cuerpo, un consumo excesivo —especialmente si no se equilibra con los omega-3— puede aumentar la inflamación y el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2. Por eso, es importante moderar su consumo y aumentar el consumo de fuentes de alimentos con omega-3, como pescados grasos o semillas de chía, para mantener un buen equilibrio y cuidar la salud. El estudio concluye que consumir más omega-3 (presente en pescados grasos, semillas y frutos secos) podría reducir el riesgo de diabetes tipo 2. Pero, consumir demasiado omega-6 en proporción al omega-3 podría aumentar ese riesgo.
Saber más
Un reciente estudio de Lu y colaboradores en el año 2025, investigó los efectos del aceite de pescado en el perfil lipídico y la microbiota intestinal en pacientes con diabetes tipo 2 e hipertrigliceridemia. El ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, estudio a 309 participantes. Los resultados mostraron que el aceite de pescado redujo significativamente los triglicéridos en sangre y alteró los perfiles lipídicos, aunque tuvo un impacto menor en la diversidad y composición de la microbiota intestinal. Este hallazgo resalta la importancia de considerar la microbiota intestinal para optimizar los efectos terapéuticos del aceite de pescado en el manejo de la hipertrigliceridemia en pacientes con diabetes tipo 2.
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Original de Puleva Salud con información del Instituto Omega 3. Fundación Puleva
Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Marzo, 2025.
Referencias
Atlas de Diabetes. España. https://diabetesatlas.org/data/en/country/187/es.html Consultado 10 marzo 2025
Suzuki, K., Ogawa, A., & Hara, A. (2025). Diabetes and Nutrition: A Focus on Omega-3 and Omega-6 Fatty Acids. In Handbook of Public Health Nutrition: International, National, and Regional Perspectives (pp. 1-29). Cham: Springer Nature Switzerland.
Bayram, S. Ş., & Kızıltan, G. (2024). The role of Omega-3 polyunsaturated fatty acids in diabetes Mellitus Management: a narrative review. Current Nutrition Reports, 13(3), 527-551.
Lu, J., Liu, R., Ren, H., Wang, S., Hu, C., Shi, Z., … & Wang, W. (2025). Impact of omega-3 fatty acids on hypertriglyceridemia, lipidomics, and gut microbiome in patients with type 2 diabetes. Med, 6(1).
Wirhana, D., Nugroho, B. S., & Waly, T. A. (2025). Omega-3 and DHA Supplementation in Pregnancy: A Systematic Review of Its Role in Preventing Preeclampsia and Gestational Diabetes. The International Journal of Medical Science and Health Research, 9(3), 19-38.
Shakiba, Ebrahim, et al. The relationship of dietary omega-3 fatty acid and omega-6 to omega-3 ratio intake and likelihood of type 2 diabetes in a cross-sectional study. BMC Endocrine Disorders, 2024, vol. 24, no 1, p. 259.