El garbanzo se considera una legumbre rica en nutrientes, que contiene diversos compuestos beneficiosos y ricos, como hidratos de carbono, proteínas, ácidos grasos insaturados, minerales, vitaminas, fibras dietéticas y una serie de isoflavonas. Además, el garbanzo es rico en minerales y macronutrientes, como el potasio, calcio, sodio y magnesio, y micronutrientes, como cobre, hierro y zinc, que pueden proporcionar una cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de minerales de la dieta humana.
Forma parte de la dieta de numerosos países asiáticos. También ha sido un alimento básico en la dieta de países mediterráneos. Se pueden consumir todo el año, pero quizás resulten más apetecibles en la época invernal.
“Los garbanzos tienen mejor composición en aminoácidos que el resto de las leguminosas”.
El garbanzo es la semilla de la planta del garbanzo (Cicer arietinum) pertenece a la familia Fabacea. Es una planta anual, que se siembra a finales de abril y madura a finales de agosto o principios de septiembre, siendo bueno para su cultivo los años con primavera poco lluviosa. Puede alcanzar una altura de 60 cm. Presenta raíces profundas y tallos ramificados y pelosos. Sus hojas son paripinnadas o imparipinadas y sus flores axilares y solitarias. Los frutos son en vaina bivalva con una o dos semillas en su interior -los garbanzos- que suelen ser arrugadas y con forma esférica.
Origen del garbanzo
El origen del cultivo del garbanzo se localiza en el suroeste de Turquía, extendiéndose posteriormente hacia Europa (más concretamente a la zona mediterránea), más tarde a África (Etiopía fundamentalmente), América (México, Argentina y Chile) y Australia.
Ya se usaban en tiempos prehistóricos y se ha encontrado rastro de ellos en excavaciones preneolíticas (Sicilia) y neolíticas (Suiza). Se sabe que no faltó en los Jardines de Babilonia y que era común en el antiguo Egipto. Según un libro de arte amatorio hindú eran afrodisíacos y favorecen la energía amorosa si se consumían de forma habitual. Fueron muy apreciados por los fenicios y cartagineses. Estos últimos los introdujeron en España y los plantaron en Cartago Nova. Los hallazgos encontrados en las ruinas de Pompeya ponen de manifiesto que esta leguminosa fue plato de sustento para los romanos. Pese a eso, para ellos el garbanzo tenía mala fama, ya que estos sólo eran consumidos por las clases humildes. Su denominación latina cicer dio lugar al nombre de un gran orador romano, Cicerón, por tener en la nariz una verruga en forma de garbanzo.
Fue incorporado a la dieta y cultivo de los monasterios medievales, llegando a ser parte esencial de la comida de la cuaresma. Fue un alimento estrella en las diferentes cortes reales de la historia de España. En la Casa de los Austrias (desde Carlos I hasta Carlos IV) han disfrutado de los guisos de garbanzos al igual que la dinastía borbónica, que mantuvo sus preferencias por los pucheros, al margen de la refinada cocina francesa.
Actualmente se cultivan en todos los países del sur de Europa y algunas zonas de América Central (fundamentalmente México). Los principales productores son India, seguido de Pakistán y Turquía. La mayor parte del cultivo americano se localiza en México y en Europa, se localiza en España, Italia y Portugal. En España, las principales zonas productoras se localizan en Almendralejo y Zafra, Mentrida, Navalcarnero y Fuentesaúco.
Tipos y variedades de garbanzos
Existen tres variedades de garbanzos que difieren por su localización geográfica. En la zona mediterránea y eurasiática son más pequeños y de color variable. Entre ellos, los más cultivados son: tipo «Kabuli» (color claro), «Desi» (color amarillo o negro) y «Gulabi» (color claro). En España encontramos cinco variedades importantes:
El garbanzo castellano: forma esférica, tamaño medio o grande, esférico y color amarillento.
El garbanzo lechoso: grueso y alargado, con surcos muy marcados, de color blanco amarillento. Se cultiva en Extremadura y Andalucía y es el más apreciado por los consumidores al ser de excelente calidad.
El garbanzo andaluz: forma alargada y tamaño muy grueso. De sabor más fuerte y acentuado. Cultivado en Granada.
El garbanzo chamad: se obtiene por hibridación del castellano. Se cultiva en Granada.
El garbanzo pedrosillano: forma casi redonda y tamaño pequeño. Cultivado en Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla-León.
Valor nutricional del garbanzo
El componente mayoritario de los garbanzos son los hidratos de carbono en cantidad similar a la de los cereales, siendo el almidón el más abundante. Un 14,6% de su composición es agua. Posee casi tantas proteínas como la carne (22%), aunque de peor calidad por carecer de un aminoácido esencial como es la metionina. Pese a esto, el garbanzo no destaca en este nutriente (cantidad) respecto al resto de legumbres secas, pero sí es superior en calidad, al poseer mejor composición en aminoácidos que el resto de las leguminosas.
Presenta un componente lipídico (5%) mayor que el resto de las legumbres, destacando la grasa insaturada, fundamentalmente ácido oleico y linoleico. Son buena fuente de fibra, aportando 15 g por porción de parte comestible. Su contenido calórico es mayor al resto de la media de las legumbres secas, llegando a aportar entorno a las 330 Kcal por 100 g de parte comestible, pudiendo aumentar considerablemente en función a cómo se preparen. Entre sus cualidades nutritivas, también destaca por su aporte en vitaminas como folatos, vitamina B1, B6. En cuanto a su composición mineral, destaca en potasio, hierro, fósforo, zinc, sodio, calcio y magnesio.
Por último, el garbanzo contiene varias isoflavonas, como la biocanina A (BCA), la calicosina, la formononetina, la genisteína, la trifolirhizina, la ononina y la sissotrina, entre otras. Numerosos estudios han demostrado que estos compuestos tienen actividades biológicas únicas y desempeñan un papel importante en el tratamiento de complicaciones clínicas relacionadas con varias enfermedades como el cáncer, la hiperlipidemia, la osteoporosis, el desarrollo del sistema nervioso y las enfermedades cardiovasculares. Entre estos componentes, las isoflavonas han adquirido una importancia considerable gracias a sus diversas y amplias actividades biológicas, que incluyen propiedades antioxidantes, estrogénicas, insecticidas, piscicidas, antifúngicas, antimicrobianas y anticonceptivas.
Beneficios para la salud
Control de la glucosa en sangre: La fibra y los compuestos bioactivos presentes en los garbanzos ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre, lo que es beneficioso para personas con diabetes o en riesgo de desarrollarla.
Salud cardiovascular: Los garbanzos contribuyen a la reducción del colesterol LDL («malo») y al aumento del colesterol HDL («bueno»), promoviendo así la salud del corazón.
Propiedades antioxidantes: Los compuestos antioxidantes en los garbanzos combaten el estrés oxidativo, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas y el envejecimiento prematuro.
Apoyo a la salud digestiva: La fibra dietética en los garbanzos favorece una digestión saludable y previene el estreñimiento.
Dª. María del Carmen Moreu Burgos, Farmacéutica y Tecnóloga de los Alimentos, Diplomada en Nutrición.
Revisado por Dra. Casandra Madrigal. Nutricionista-Dietista, Doctora en Nutrición y Ciencia de los alimentos. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.
Referencias
Wang J, Li Y, Li A, Liu RH, Gao X, Li D, Kou X, Xue Z. Nutritional constituent and health benefits of chickpea (Cicer arietinum L.): A review. Food Res Int. 2021 Dec;150(Pt A):110790. doi: 10.1016/j.foodres.2021.110790. Epub 2021 Oct 29. PMID: 34865805.
Begum N, Khan QU, Liu LG, Li W, Liu D, Haq IU. Nutritional composition, health benefits and bio-active compounds of chickpea (Cicer arietinum L.). Front Nutr. 2023 Sep 28;10:1218468. doi: 10.3389/fnut.2023.1218468. PMID: 37854353; PMCID: PMC10580981.