Mantener una hidratación adecuada es esencial para el funcionamiento fisiológico y el desarrollo cognitivo en todas las etapas de la vida, pero adquiere una relevancia especial en la infancia. Los niños, especialmente los más pequeños, son particularmente vulnerables a la deshidratación debido a sus características fisiológicas. Su inmadurez renal y la mayor proporción de superficie cutánea en relación con su peso corporal los hace más propensos a perder líquidos rápidamente. Además, su dependencia de los adultos y la mayor probabilidad de sufrir enfermedades digestivas que provocan pérdidas de líquidos agravan este riesgo.

A pesar de la importancia de la hidratación, los estudios muestran que la mayoría de los niños a nivel mundial no cumplen con las recomendaciones de ingesta adecuada de agua. Las principales barreras para lograr una hidratación óptima incluyen el acceso limitado a agua potable, la falta de disponibilidad de agua en las escuelas y la escasa educación sobre hábitos de hidratación saludable.

Promover hábitos de hidratación saludables desde la infancia no solo contribuye al bienestar inmediato, sino que puede tener un impacto positivo a largo plazo en la salud renal y en la calidad de vida de las futuras generaciones.

¿Qué cantidad de agua debe tomar un niño?

Los bebés amamantados no necesitan beber agua. Los bebés hasta los seis meses sólo necesitan leche materna, con esta leche satisfacen sus necesidades de hidratación. La leche materna está compuesta por aproximadamente 90% agua y contiene los nutrientes y minerales necesarios para satisfacer los requerimientos alimenticios del bebé y mantenerlo correctamente hidratado.

Después de los 6 meses, las necesidades de agua varían y van aumentando con la edad. A continuación, se presentan las necesidades hídricas de los niños desde los 6 meses a los 17 años, cuando ya se deben hidratar como personas adultas.

Fuente: Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición sobre Ingestas Nutricionales de Referencia para la población española, 2019.

Hidratación del bebé con lactancia artificial

En el caso de que el niño menor de 6 meses no sea amamantado, se recomienda reforzar el aporte de líquidos con agua mineral, aunque no hay que obligarles a ingerir líquidos. Se debe cuidar que los cuidadores preparen la fórmula láctea utilizando la dilución recomendada en el envase de la fórmula. Las medidas en los medidores de la fórmula láctea han de ser rasos y no colmados, ya que una concentración excesiva limita la correcta aportación entre líquidos y sales minerales que debe ingerir el lactante. Es necesario mantener hidratada la piel del bebé para evitar una mayor pérdida de agua, debido a que su función barrera no está aún madura.

Consecuencias de la deshidratación en los niños

Las consecuencias de una deshidratación leve afectan principalmente las funciones cognitivas, lo que puede traducirse en problemas de concentración, memoria y aprendizaje. Una intervención sobre consumo de agua en niños demostró una mejora en el rendimiento de las tareas cognitivas con el consumo agudo de líquidos, recomendando alentar a los niños a consumir aproximadamente 250 ml (1 taza) de agua entre 20 y 60 minutos antes de actividades académicas para obtener mejores beneficios (Almalki, y colaboradores, 2022).

Cuando la deshidratación es más severa, puede poner en peligro la salud general del niño, afectando órganos vitales y aumentando el riesgo de complicaciones graves. A continuación, se detallan los efectos de la deshidratación en el corto, mediano y largo plazo:

En el corto plazo:

Cansancio y fatiga.

Disminución del rendimiento cognitivo.

Irritabilidad y cambios de humor.

Dolores de cabeza y mareos.

Problemas digestivos, como estreñimiento.

En el mediano plazo:

Bajo rendimiento académico y físico.

Inmunidad debilitada.

Desequilibrios electrolíticos, con riesgo de calambres y alteraciones del ritmo cardíaco.

En el largo plazo:

Problemas renales, como cálculos o deterioro de la función renal.

Trastornos del crecimiento.

Mayor riesgo de enfermedades crónicas, como hipertensión.

Impacto en la salud mental y el desarrollo emocional.

Saber más

Un estudio examinó los hábitos de ingesta de agua y el estado de hidratación en niños de 32 estudios en el mundo (n=36.813 niños). Los resultados mostraron que el 60 % de los niños no cumplían con las directrices de consumo de agua adecuado. La mitad de 24 estudios con datos sobre la ingesta de agua y líquidos indicaron que los niños consumían menos agua y líquidos que los recomendados en las directrices dietéticas. Cuatro de 13 estudios que evaluaron el estado de hidratación tenían una osmolalidad urinaria superior a 800 mmol kg-1. Estos resultados de resultados apoyan la creencia de que los niños no beben agua y que están poco hidratados. Curiosamente, se muestra que sólo 11 de los 32 estudios sobre hidratación infantil examinaron tanto la ingesta de agua y líquidos como el estado de hidratación, lo que sugiere que es necesario prestar más atención para destacar la importancia de informar sobre ambos. Es necesario motivar a los niños a beber las cantidades adecuadas de agua necesarias para los posibles beneficios para la salud que pueden salud que pueden obtenerse con una mejor hidratación.

Es fundamental implementar políticas de salud que mejoren la infraestructura de acceso al agua, garantizar que las escuelas proporcionen fuentes de agua seguras y fomentar programas educativos que sensibilicen tanto a los niños como a sus familias sobre la importancia de beber suficiente agua a lo largo del día.

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Original de Dr.D. Francisco Gilo Valle, Pediatra.

Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. marzo, 2025.

Referencias

Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Revista del comité científico nº 29 Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre Ingestas Nutricionales de Referencia para la población española. Número de referencia: AESAN-2019-003 Informe aprobado por el Comité Científico en su sesión plenaria de 22 de mayo de 2019. https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/seguridad_alimentaria/evaluacion_riesgos/informes_comite/RECOMENDACIONES_DIETETICAS.pdf Consultado 4 marzo 2025.

Suh, H., & Kavouras, S. A. (2019). Water intake and hydration state in children. European journal of nutrition, 58(2), 475-496.

Chouraqui, J. P. (2023). Children’s water intake and hydration: A public health issue. Nutrition reviews, 81(5), 610-624.

Almalki, J. A., Knight, S. N., Poulos, S. P., Stanfield, D. L., Killen, L. G., Waldman, H. S., & O’Neal, E. K. (2022). Hydration and cognitive task performance in children: A systematic review. Journal of Cognitive Enhancement, 6(4), 519-530.