Las leches de origen animal y humano son fuentes esenciales de nutrientes que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la salud en diferentes etapas de la vida. Cada tipo de leche tiene propiedades nutricionales únicas que ofrecen beneficios específicos para distintos grupos poblacionales y necesidades de energía, vitaminas y minerales. A continuación, te compartimos las principales características de cada una.
Leche de vaca. Está leche es la más consumida a nivel mundial. Es una fuente rica en proteínas de alta calidad, calcio, vitamina D y fósforo, es ideal para el desarrollo óseo y muscular. Además, contiene lactosa, un azúcar natural que facilita la absorción de calcio. Es ideal para los niños en crecimiento, los adolescentes, los adultos jóvenes y las personas con requerimientos elevados de proteínas y calcio.
Leche de vaca enriquecida con calcio. Esta leche producto de la innovación tecnológica es una variante fortificada que aporta un extra de calcio, beneficiosa para personas con mayor riesgo de osteoporosis o que necesitan reforzar su salud ósea. Suele incluir también vitamina D para mejorar la absorción del calcio. Resulta ideal para los adultos mayores, las mujeres postmenopáusicas, las personas con deficiencia de vitamina D o con una baja densidad ósea.
Leche de cabra. Este lácteo es de digestión más ligera que la de vaca, gracias a su menor tamaño de glóbulos de grasa y mayor proporción de ácidos grasos de cadena corta. Es rica en calcio, fósforo y vitaminas A y B2, lo que la convierte en una opción nutritiva para personas con sensibilidad digestiva. Esta recomendada para personas con digestiones delicadas, niños con intolerancia leve a la lactosa o personas que buscan alternativas más fáciles de digerir.
Leche de oveja. Es más densa en nutrientes, con un contenido más alto de proteínas, grasas saludables, calcio y zinc. Es una excelente fuente de energía y puede ser útil para quienes necesitan un mayor aporte calórico o nutricional. Resulta recomendada para deportistas, personas con requerimientos calóricos elevados o aquellos que buscan un refuerzo nutricional completo.
Leche humana. El alimento ideal para los recién nacidos, diseñado específicamente para sus necesidades. Esta leche que se produce según la demanda del bebé. Varía en su composición nutricional a lo largo de la misma toma y va madurando a medida que crece el niño, es rica en anticuerpos, factores de crecimiento, lípidos esenciales y lactosa, promueve el desarrollo inmunológico, cerebral y digestivo del bebé. Es el alimento ideal para los recién nacidos y lactantes, especialmente durante los primeros seis meses de vida, como fuente exclusiva de nutrición.
Cada tipo de leche tiene su lugar y beneficios según las necesidades individuales. Elegir la leche adecuada depende de factores como la edad, el estado de salud y los requerimientos nutricionales personales. Lo importante es conocer sus propiedades para aprovechar al máximo sus bondades naturales en pro de la salud y el bienestar general.
En la siguiente tabla puedes detallar las principales semejanzas y diferencias entre las vitaminas y minerales contenidas en varias leches.
Composición en vitaminas y minerales de diversas leches por cada 100 g de leche
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Un reciente estudio de El-Salam y colaboradores en el año 2025, sobre el impacto de las leches fermentadas en la microbiota del intestino y la salud publicado en la revista Current Microbiology, destaca como la dieta desempeña un papel fundamental en la microbiota humana. Se ha comprobado la capacidad del yogur, el kéfir, el kumis y otros tipos de leche fermentada elaborados con distintas cepas probióticas para modular la microbiota intestinal. La microflora presente en la leche fermentada, concretamente los probióticos, son capaces de soportar las condiciones adversas del tracto gastrointestinal principalmente a través de los microorganismos de tránsito. Mientras tanto, pueden alterar la microbiota intestinal de varias maneras que benefician a la salud humana, tales como:
Equilibrar la microbiota: Favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas (como Lactobacillus y Bifidobacterium) y limitan el desarrollo de patógenos.
Producir metabolitos saludables: Generan ácidos grasos de cadena corta, que nutren las células intestinales, reducen la inflamación y fortalecen la barrera intestinal.
Regular el sistema inmunitario: Modulan la respuesta inmune, promoviendo una reacción adecuada frente a agentes dañinos y reduciendo la posibilidad de trastornos autoinmunes.
Mejorar la digestión de la lactosa: Algunas bacterias probióticas descomponen la lactosa, facilitando su digestión en personas con intolerancia.
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Original de Dra. Dª. Ana María Roca Ruiz, Médico, Máster en Nutrición
Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.
Referencias
US Department of Agriculture. USD Food composition data bases. https://fdc.nal.usda.gov/food-details/171279/nutrients Consultado 4 marzo 2025.
El-Salam, A., Mohamed, H., El-Shibiny, S., Assem, F. M., El-Sayyad, G. S., Hasanien, Y. A., … & Soliman, T. N. (2025). Impact of Fermented Milk On Gut Microbiota And Human Health: A Comprehensive Review. Current Microbiology, 82(3), 1-18.
