La adolescencia es el período de la vida (10 a 19 años, según la Organización Mundial de la Salud) que implica cambios hormonales, crecimiento rápido y maduración sexual. También se producen cambios en los hábitos alimentarios y nuevas motivaciones y desafíos, algunos delos cuales persisten hasta la edad adulta. Por lo que es fundamental garantizar una adecuada nutrición, unos buenos hábitos alimentarios y un estilo de vida saludable, que repercutirá en un correcto desarrollo y maduración corporal.
Los lácteos son uno de los pilares básicos de la alimentación humana y este hecho cobra especial importancia en el caso de los niños y adolescentes, ya que en estas etapas de la vida tiene lugar el crecimiento y desarrollo del individuo. Los lácteos aportan gran cantidad de nutrientes esenciales, muy necesarios en este período tan crucial. Entre estos nutrientes se encuentran el calcio, la vitamina A, la vitamina D (si está enriquecida), el fósforo, la riboflavina, la vitamina B12, las proteínas, el potasio, el zinc, la colina, el selenio y el magnesio.
Esta etapa está caracterizada por un rápido desarrollo óseo. Los huesos son tejidos vivos y el esqueleto crece continuamente. En este período, la fase de formación ósea es mayor que la fase de resorción ósea, lo que se denomina modelado óseo, dando como resultado la acumulación de masa ósea.
Durante la infancia y la adolescencia, los huesos, además de crecer en forma longitudinal, tienen que adquirir consistencia. Esto es lo que se denomina densidad mineral ósea, cuyo pico máximo se alcanza en las 2–3 primeras décadas de la vida. Para adquirir un adecuado desarrollo óseo es necesario mantener un buen estado nutricional, de forma que al llegar a la etapa adulta se consiga el pico máximo de masa ósea.
Pico de masa ósea en la adolescencia
Un consumo deficiente de lácteos en esta etapa podría condicionar la adquisición de un pico de masa ósea inadecuado. Hernlund et al. (2013) informaron de que la frecuencia de la fractura osteoporótica ha aumentado en muchas partes del mundo y propusieron que, en la Unión Europea, la prevalencia se duplicará para 2035. Por lo tanto, es muy preocupante que se reduzca el consumo de productos lácteos durante la adolescencia.
El documento de posición de la Fundación Nacional de Osteoporosis de EE. UU. sobre el pico de desarrollo de la masa ósea hizo hincapié en que la tasa de acumulación mineral ósea se acelera en torno a la pubertad y alcanza su punto máximo poco después de lograr el máximo aumento de estatura. Weaver et al. (2016) indicaron que, para los niños de ascendencia europea, el pico de acumulación mineral ósea se produce a la edad de 12,5 ± 0,90 años para las niñas y 14,1 ± 0,95 años para los niños. Hicieron hincapié en que una acumulación mineral ósea inadecuada en la adolescencia aumenta el riesgo de fracturas osteoporóticas en etapas posteriores de la vida, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
Son muchos los factores que inciden en un mayor o menor depósito de calcio en el hueso durante la infancia y la adolescencia. Entre ellos, se encuentran factores genéticos, el género, el estado hormonal, factores de crecimiento, la dieta y el ejercicio físico. Siendo estos dos últimos, la dieta y el ejercicio físico, los que permiten modificar la densidad mineral ósea hasta en un 20%.
Consumo de lácteos y crecimiento durante la adolescencia
Se calcula que el componente genético de la variación de la estatura es de aproximadamente el 80%, pero las diferencias en las condiciones ambientales, como la nutrición, el estatus socioeconómico, el estado de salud y el clima, también afectan a las tasas de crecimiento y a la estatura adulta. Se cree que una dieta adecuada y equilibrada es uno de los factores ambientales más cruciales que afectan al crecimiento lineal.
La asociación entre la leche y el crecimiento se viene investigando desde la década de 1920. En los estudios iniciales, se observó un aumento de la estatura en los niños que consumían leche además de su dieta habitual. Investigaciones posteriores, atribuyeron los aumentos de estatura a lo largo del siglo XX a un mayor consumo de leche en Estados Unidos y Japón.
Otro estudio concluyó que la ingesta de productos lácteos no azucarados se asoció positivamente con la estatura de los adolescentes en Israel y también con una reducción significativa del riesgo de estatura baja. La promoción del consumo de productos lácteos no azucarados parece contribuir a alcanzar el potencial de crecimiento de los adolescentes y prevenir las consecuencias perjudiciales a corto y largo plazo de un potencial genético de estatura no alcanzado.
La importancia del calcio
La leche y los productos lácteos se consideran benéficos en el crecimiento y el desarrollo del niño, ya que son excelentes fuentes de nutrientes esenciales. El calcio es un nutriente esencial para la salud de los huesos. De hecho, la deficiencia de calcio entre personas jóvenes es responsable de la pérdida de un 5 a un 10% de la masa ósea máxima y un mayor riesgo de fracturas a edades avanzadas. La actividad física y el seguir una dieta variada y equilibrada, que incluya las cantidades adecuadas de minerales como el magnesio, fósforo y cinc, y vitaminas, como la vitamina D, son también muy importantes para mantener unos huesos sanos.
El calcio se encuentra en muchos alimentos, pero la fuente más importante de calcio es la leche y los productos lácteos. Además, el calcio procedente de los alimentos lácteos se caracteriza por su alta biodisponibilidad, con un mayor aprovechamiento por parte del organismo. La absorción de calcio se ve también favorecida por la lactosa y la vitamina D, presentes en los lácteos.
Otros nutrientes
Los productos lácteos son alimentos ricos en proteínas de alto valor biológico, que contienen todos los aminoácidos esenciales para el organismo. En esta etapa, de especial demanda nutricional, las proteínas de la dieta se deben aportar en cantidad suficiente para asegurar un crecimiento adecuado y para mantener el contenido proteico del organismo, ya que la proteína puede ser un nutriente limitante del crecimiento, y los lácteos pueden suponer un excelente aporte proteico.
Los lácteos también son buenas fuentes de otros minerales, aparte del calcio, como el fósforo, magnesio, cinc, y vitaminas liposolubles (como la vitamina A, D, E), e hidrosolubles (del grupo B, como riboflavina (B2) y B12).
Recomendaciones de consumo
Desde un punto de vista nutricional, y por su repercusión sobre la salud, la relación directa entre la ingesta de lácteos y la adquisición de masa ósea confiere un mayor interés por este tipo de alimentos.
Estudios científicos han encontrado que la ingesta de lácteos o calcio durante la niñez y la adolescencia predice o se relaciona con la densidad de masa ósea en mujeres jóvenes, pre-menopáusicas, peri-menopáusicas o post-menopáusicas.
Un consumo deficiente de lácteos en esta etapa podría condicionar la adquisición de un pico de masa ósea adecuado y, en consecuencia, supondría un factor de riesgo de osteoporosis y/o fracturas osteoporóticas en la edad adulta.
Se aconseja un consumo diario de leche y productos lácteos de unas cuatro raciones al día. Los lácteos deben aportar aproximadamente la cuarta parte de las proteínas y las tres cuartas partes del calcio y fósforo necesarios para la mineralización del hueso y de los dientes. Esto no se consigue si no se consumen al menos 500 ml/día de leche o sus equivalentes lácteos (250 mL de leche = 2 yogures).
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Los lácteos también pueden ayudar a mantener el peso corporal. El calcio procedente de los productos lácteos normaliza la proporción de grasa corporal, reduciendo el riesgo de obesidad. La vitamina D, presente en estos alimentos, también tiene propiedades beneficiosas para el control de peso. Se ha comprobado que puede favorecer una modulación del almacenamiento de la grasa corporal independiente al calcio.
Los productos lácteos se ofertan en una amplia gama de formas y composiciones, lo que facilita que los adolescentes puedan escoger el tipo de lácteo que mejor se ajuste a sus necesidades o preferencias.
Dra. Dª. Ana Haro García. Farmacéutica y Tecnóloga de los Alimentos, Diplomada en Nutrición.
Revisado por Dra. Casandra Madrigal. Nutricionista-Dietista, Doctora en Nutrición y Ciencia de los alimentos. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.
Referencias
Hernlund E, Svedbom A, Ivergård M, Compston J, Cooper C, Stenmark J, McCloskey EV, Jönsson B, Kanis JA. Osteoporosis in the European Union: medical management, epidemiology and economic burden. A report prepared in collaboration with the International Osteoporosis Foundation (IOF) and the European Federation of Pharmaceutical Industry Associations (EFPIA). Arch Osteoporos. 2013;8(1):136. doi: 10.1007/s11657-013-0136-1.
Weaver CM, Gordon CM, Janz KF, Kalkwarf HJ, Lappe JM, Lewis R, O’Karma M, Wallace TC, Zemel BS. The National Osteoporosis Foundation’s position statement on peak bone mass development and lifestyle factors: a systematic review and implementation recommendations. Osteoporos Int. 2016 Apr;27(4):1281-1386. doi: 10.1007/s00198-015-3440-3. Epub 2016 Feb 8. Erratum in: Osteoporos Int. 2016 Apr;27(4):1387. doi: 10.1007/s00198-016-3551-5.
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