Vitamina D: nutriente clave para un cuerpo fuerte y mente sana

Los micronutrientes, como las vitaminas y minerales, son esenciales para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. Aunque se necesiten en pequeñas cantidades, su impacto es enorme: participan en procesos clave como la producción de energía, la reparación celular, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la regulación de numerosas funciones vitales. Sin ellos, nuestro organismo no podría mantener su equilibrio y salud. Dentro de estos pequeños nutrientes, la vitamina D destaca por su relevancia para múltiples sistemas del cuerpo.

¿Qué es la Vitamina D y cómo la obtenemos?

La vitamina D es una vitamina indispensable para el cuerpo humano, que juega un papel fundamental en la salud de nuestros huesos y el sistema inmunológico. El cuerpo solo puede absorber calcio, el componente principal del hueso, cuando la vitamina D está presente. La vitamina D, se presenta en dos formas principales: vitamina D2 (ergocalciferol) y vitamina D3 (colecalciferol). La vitamina D3 se produce en la piel cuando nos exponemos a la luz solar, mientras que ambas formas se pueden encontrar en ciertos alimentos, como la leche y en los suplementos.

Principales funciones de la vitamina D

La vitamina D realiza numerosas funciones importantes en nuestro cuerpo:

Absorción de calcio y fósforo: La vitamina D facilita la absorción de estos minerales en el intestino, lo que es esencial para mantener huesos fuertes y prevenir enfermedades como la osteoporosis.

Crecimiento y desarrollo óseo: Es clave para la formación y mineralización de los huesos y dientes, promoviendo un desarrollo fuerte y saludable desde la infancia hasta la adultez.

Mantenimiento de niveles de calcio y fósforo: Ayuda a regular los niveles de estos minerales en la sangre, asegurando que estén disponibles para las funciones corporales esenciales, como la contracción muscular y la transmisión nerviosa.

Movimiento muscular: Los músculos necesitan vitamina D para funcionar correctamente, ya que participa en los procesos que permiten la contracción muscular y previene debilidad o fatiga.

Regulación de funciones celulares: La vitamina D participa en la expresión de genes que controlan procesos esenciales, ayudando a mantener el equilibrio y buen funcionamiento de diversas células en el cuerpo.

Propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras: Esta vitamina contribuye a reducir la inflamación, combatir el daño causado por los radicales libres y proteger las células del cerebro, lo que puede mejorar la salud mental y reducir el riesgo de trastornos neurológicos.

Fortalecimiento del sistema inmunológico: Apoya la respuesta inmune al activar células que combaten bacterias y virus, ayudando a prevenir infecciones y mantener la salud general.

Comunicación entre el cerebro y el cuerpo: La vitamina D participa en la transmisión de señales nerviosas, facilitando la comunicación entre el cerebro y otras partes del cuerpo para coordinar funciones vitales.

Si alguien tiene niveles bajos de vitamina D, podría experimentar debilidad muscular y dolor en los huesos. Por ejemplo, una persona podría sentirse cansada al caminar distancias cortas o tener calambres frecuentes, porque sus músculos no reciben suficiente calcio para contraerse bien. Además, los huesos se debilitan con el tiempo, aumentando el riesgo de fracturas.

La falta de vitamina D también puede afectar el estado de ánimo. Por ejemplo, una persona con deficiencia podría sentirse más triste, irritable o experimentar fatiga persistente sin una causa clara. Esto ocurre porque la vitamina D influye en la producción de serotonina, un neurotransmisor que regula el bienestar emocional.

Recientemente, ha sido publicado en la revista Endocrine Reviews en Octubre, 2024, un consenso sobre la vitamina D, donde destacan algunos datos esenciales:

La concentración de 25-hidroxivitamina D en la sangre es el indicador más confiable para saber cómo están los niveles de vitamina D en el cuerpo. Sin embargo, los métodos de análisis y los niveles óptimos pueden variar según cada persona o condición de salud.

Deficiencia y salud ósea: La falta de vitamina D reduce la absorción de calcio en el intestino, lo que puede causar pérdida de masa ósea, debilidad en los huesos y mayor riesgo de fracturas, especialmente en personas mayores. Los estudios muestran que combinar vitamina D con calcio disminuye significativamente el riesgo de fracturas en adultos mayores, como los residentes de hogares de cuidado.

Efectos fuera del esqueleto: Investigaciones recientes sugieren que los niveles de vitamina D podrían influir en el sistema inmunológico y estar relacionados con la prevención de diabetes tipo 2. También se ha visto que podría reducir el riesgo de eventos cardiovasculares y mortalidad en general.

Tomar vitamina D a diario parece ser la forma más efectiva de mantener niveles adecuados. Sin embargo, para personas con dificultades para seguir un régimen diario, se han propuesto dosis más altas cada 2 a 4 semanas como alternativa.

Se ha descubierto mucho sobre la vitamina D en los últimos años, incluyendo su metabolismo, la existencia de metabolitos menos conocidos, sus mecanismos de acción y cómo la genética puede influir en su función. Todo esto ha enriquecido nuestro entendimiento sobre su papel en la nutrición y la prevención de enfermedades.

Saber más

Un grupo de expertos clínicos ha establecido directrices para el uso de la vitamina D con el fin de reducir el riesgo de enfermedad en personas sin indicaciones establecidas para el tratamiento con vitamina D o la realización de pruebas de 25(OH) vitamina D. Ellos sugieren la administración empírica de vitamina D a las personas de 1 a 18 años y a los adultos mayores de 75 años, a las embarazadas y a las personas con prediabetes de alto riesgo. Debido a la escasez de fuentes alimentarias naturales ricas en vitamina D, la suplementación empírica puede lograrse mediante una combinación de alimentos fortificados y suplementos que contengan vitamina D. Basándose en la ausencia de pruebas de ensayos clínicos de apoyo, el panel sugiere no realizar pruebas rutinarias de 25(OH) vitamina D en ausencia de indicaciones establecidas. Estas recomendaciones no pretenden sustituir a las actuales recomendaciones de ingesta para la vitamina D, ni se aplican a las personas con indicaciones establecidas para el tratamiento con vitamina D o las pruebas de 25(OH) vitamina D (Demay y colaboradores, 2024).

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Original de Dra. Dª. Ana María Roca Ruiz, Médica y Odontóloga, Máster en Nutrición

Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.

Referencias

Mayo clinic. Vitamina D. https://www.mayoclinic.org/es/drugs-supplements-vitamin-d/art-20363792 Consultado 24 febrero 2025

Medline Plus. Vitamina D. https://medlineplus.gov/spanish/vitamind.html Consultado 24 febrero 2025

Giustina, A., Bilezikian, J. P., Adler, R. A., Banfi, G., Bikle, D. D., Binkley, N. C., … & Virtanen, J. K. (2024). Consensus statement on vitamin D status assessment and supplementation: whys, whens, and hows. Endocrine reviews45(5), 625-654.

Demay, M. B., Pittas, A. G., Bikle, D. D., Diab, D. L., Kiely, M. E., Lazaretti-Castro, M., … & McCartney, C. R. (2024). Vitamin D for the prevention of disease: an Endocrine Society clinical practice guideline. The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism109(8), 1907-1947.

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