El consumo de alcohol no solo puede afectar a quien lo ingiere, sino también a su entorno, incluyendo familiares, amigos y la comunidad. Un ejemplo claro de esto es el consumo de alcohol durante el embarazo, que puede impactar al bebé en su desarrollo. Está ampliamente demostrado que el alcohol es un teratógeno, lo que significa que puede interferir en el desarrollo del feto y aumentar el riesgo de diversas complicaciones, entre ellas el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, aborto espontáneo, bajo peso al nacer, prematuridad, retraso del crecimiento intrauterino y defectos congénitos.
El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal es una enfermedad grave, crónica y sistémica caracterizada por daños en el sistema nervioso central y discapacidades físicas, que conllevan una amplia gama de consecuencias sanitarias y sociales a lo largo de la vida.
Funciones que altera
El consumo frecuente de alcohol causa graves problemas independientemente del sexo o edad. Las consecuencias del consumo del alcohol se ven reflejadas en la persona tanto a corto como largo plazo. La persona que sufre alcoholismo o dependencia del alcohol tiene dificultades repetidas en al menos 3 de las 7 áreas de funcionamiento. Éstas son las relacionadas con la tolerancia, abstinencia, ingestión de cantidades progresivamente mayores de alcohol en períodos más largos de lo previsible, incapacidad para controlarse, pérdidas de tiempo prolongadas en el consumo de alcohol, abandono de actividades importantes para beber y consumo continuado de alcohol a pesar de sus consecuencias físicas y psicológicas.
La ruta del alcohol en nuestro organismo
Al consumir alcohol, el etanol se absorbe desde la boca, esófago, estómago y sobre todo en la parte proximal del intestino delgado. El 2-10% se elimina directamente por los pulmones, la orina y el sudor, pero la mayor parte se metaboliza a acetaldehído en el hígado.
Efectos y consecuencias del consumo de alcohol en la madre
Sobre el sistema nervioso. El etanol es un depresor del sistema nervioso central. Además de los efectos agudos sobre el comportamiento, puede producir amnesia temporal, neuropatía periférica, trastornos amnésicos persistentes e incapacidad para aprender cosas nuevas, fundamentalmente por un déficit de vitamina B1 (tiamina). La dificultad en mantener posturas y marcha normal se debe a una degeneración cerebelosa, relacionada con déficits nutricionales. Un porcentaje elevado de alcohólicos sufre una demencia crónica. Es frecuente un síndrome psiquiátrico caracterizado por tristeza, ansiedad, alucinaciones y delirios paranoides. Los efectos negativos del alcohol en la fase de embarazo se evalúan desde las primeras semanas, primer mes y los primeros trimestres.
Sobre el sistema digestivo. El alcohol puede producir esofagitis por reflujo gastroesofágico y gastritis con riesgo de hemorragia gastrointestinal. La hipertensión portal, inducida por la cirrosis, favorece el desarrollo de varices esofágicas. Los alcohólicos suelen padecer alteraciones del páncreas en forma de pancreatitis. El hígado sufre una acumulación de grasa, hepatitis y cirrosis.
Sobre el sistema cardiovascular. El etanol disminuye la contractilidad del corazón y causa vasodilatación periférica. El consumo crónico causa miocardiopatía y arritmias e insuficiencia de una de las válvulas del corazón (la válvula mitral). Existe una asociación entre accidentes cerebrovasculares y alcoholismo.
Sobre la sangre y el sistema inmune. El riesgo de cáncer es 10 veces mayor en los alcohólicos. La anemia, leucopenia y plaquetopenia, así como alteraciones de funciones inmunológicas son frecuentes en los alcohólicos.
Sobre el sistema reproductor. En el hombre, la concentración moderada de alcoholemia aumenta el impulso sexual, pero al mismo tiempo disminuye la capacidad de erección. El hombre alcohólico crónico presenta atrofia testicular irreversible con disminución o desaparición de los espermatozoides (hipo-anespermia), que se traduce en infertilidad. En la mujer, el alcoholismo produce amenorrea, reducción del tamaño de los ovarios y ausencia del cuerpo amarillo con infertilidad asociada y abortos espontáneos.
Sobre el estado nutritivo. El estado nutritivo, global o específico, puede verse seriamente afectado en los alcohólicos. Puede existir déficit de cualquier vitamina absorbida por el intestino delgado mediante transporte activo o almacenada en el hígado. También son frecuentes las alteraciones de las concentraciones sanguíneas de potasio, magnesio, calcio, zinc y fosfato. Las concentraciones bajas de zinc contribuyen a la disfunción gonadal, a la falta de apetito (anorexia), al retraso de la cicatrización de las heridas y a las inmunodeficiencias en estas personas. Una dosis abundante de etanol en una persona sana y en ayunas puede producir disminución de azúcar en la sangre (hipoglucemia) transitoria entre 6 y 36 horas después de la ingesta del alcohol.
Efectos del alcohol en el futuro bebé
Las investigaciones indican que el desarrollo infantil se ve más comprometido en los niños expuestos al alcohol tanto durante el embarazo como durante la lactancia. El consumo materno de alcohol conduce a la exposición fetal por difusión placentaria y distribución en el compartimento fetal por acumulación en el líquido amniótico. Además, las bajas concentraciones de enzimas metabólicas en el feto retrasan la eliminación del alcohol y, junto con la recaptación amniótica, provocan una exposición prolongada y posibles efectos adversos
A la hora de analizar los efectos del alcohol sobre el futuro bebé, hay que analizarlos en cada una de las fases del embarazo. Tanto el etanol como su metabolito, el acetaldehído, cruzan la placenta y disminuyen la síntesis de ácido desoxirribonucleico, alteran la síntesis de proteínas, y disminuyen el crecimiento, la diferenciación y la migración de las células e inhiben el desarrollo morfogénico, base de las malformaciones embrio-fetales.
El periodo periconcepcional y el segundo trimestre podrían ser los periodos más sensibles en cuanto al impacto negativo de la exposición periconcepcional y prenatal al alcohol sobre el crecimiento fetal. También se ha demostrado que la exposición periconcepcional al alcohol estaba asociada a un menor crecimiento embrionario, reflejado por una menor longitud cráneo-rabadilla a las 6 y 12 semanas de gestación.
Existen unos criterios específicos por los que el médico reconoce un niño que ha resultado afectado por el alcohol en la vida intrauterina. Son: retraso de crecimiento prenatal y/o postnatal; afectación del sistema nervioso central que incluye alteraciones neurológicas y retraso mental moderado; y, malformaciones en la cabeza y cara (dismorfia facial) características, como son cabeza pequeña (microcefalia), ojos pequeños (microoftalmia), separación entre boca y nariz menor de lo normal (filtro corto), labio superior fino, y barbilla pequeña (micrognatia).
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Todas las posibles afectaciones a la salud del feto debido a la exposición al alcohol, incluido el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, pueden prevenirse por completo. La forma más efectiva de hacerlo es evitar el consumo de alcohol en cualquier cantidad durante el embarazo y en la etapa previa a la concepción. Promover iniciativas de prevención que fomenten la reducción del consumo de alcohol antes y durante el embarazo es clave para garantizar el bienestar de las futuras generaciones.
Dr. D. Rogelio Bayés, Profesor Titular de Pediatría, Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.
Revisado por Dra. Casandra Madrigal. Nutricionista-Dietista, Doctora en Nutrición y Ciencia de los alimentos. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Marzo, 2025.
Referencias
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