Alimentación de bebés y niños pequeños desde los 6 a 23 Meses: Guías de la Organización Mundial de la Salud

Las guías de alimentación complementaria para bebés y niños pequeños de 6 a 23 meses de edad han sido recientemente actualizadas por la Organización Mundial de la Salud (año 2023). Estas recomendaciones están basadas en evidencia científica para orientar a los padres, cuidadores y profesionales de la salud en la correcta alimentación de los niños en esta etapa, con el objetivo de garantizar un óptimo crecimiento y desarrollo.

La alimentación complementaria es una etapa crucial en el desarrollo infantil, pues marca la transición de una dieta basada exclusivamente en leche materna o fórmula a la inclusión de alimentos sólidos y semisólidos. Esta fase, que comienza alrededor de los 6 meses y se extiende hasta los 23 meses, es esencial para garantizar el adecuado crecimiento, la prevención de enfermedades y la formación de hábitos alimentarios saludables a largo plazo.

A continuación, se detallan los aspectos más relevantes de esta guía.

Énfasis en la alimentación con otros alimentos desde los 6 meses

Durante los primeros seis meses de vida, la leche materna o la fórmula proporcionan todos los nutrientes necesarios para el desarrollo del bebé. Sin embargo, a partir del sexto mes, las necesidades nutricionales aumentan y es necesario complementar la dieta con otros alimentos.

En este período una adecuada nutrición:

Favorece el crecimiento adecuado y la prevención de la desnutrición.

Previene deficiencias de micronutrientes, como hierro, zinc y vitamina A.

Ayuda al desarrollo del sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de infecciones.

Contribuye a la formación de hábitos alimentarios saludables que pueden prevenir enfermedades crónicas en la adultez.

Una alimentación complementaria inadecuada puede tener efectos negativos, como retraso en el crecimiento, anemia, desnutrición, obesidad y enfermedades metabólicas a largo plazo.

Recomendaciones de la OMS para la Alimentación Complementaria

1. Mantener la lactancia materna hasta los 2 años o más

La OMS recomienda continuar con la lactancia materna mientras se introducen los alimentos complementarios. La leche materna sigue siendo una fuente importante de nutrientes y factores inmunológicos, especialmente en el segundo año de vida.

Consideraciones:

Se debe garantizar un entorno favorable a la lactancia, incluyendo permisos de maternidad adecuados y lugares de trabajo con condiciones óptimas para la extracción y almacenamiento de la leche.

Las madres pueden beneficiarse del apoyo de profesionales en lactancia para resolver dudas y superar desafíos.

En ausencia de leche materna, se debe ofrecer una alternativa segura, como la fórmula infantil.

2. Leches para niños alimentados con leches distintas de la leche materna

Por diversas razones, que pueden incluir la falta de un ambiente adecuado, la elección materna o, más raramente, un problema de salud, no todos los lactantes y niños pequeños son amamantados entre los 6 y los 23 meses de edad. Algunos niños amamantados también reciben otras leches. La leche u otra fuente de lácteos son necesarios para todos los niños de 6 a 23 meses. Para los niños que son amamantados, la leche que reciben es leche materna, aunque otros alimentos lácteos también podrían formar parte de una dieta variada. Para los niños que no son amamantados, la leche u otra fuente de lácteos es necesaria y aún más importante si no reciben otros alimentos de origen animal.

Para los lactantes de 6 a 11 meses alimentados con leches distintas de la leche materna, pueden utilizarse preparados lácteos o leche de origen animal.

Para los niños de 12 a 23 meses que se alimentan con leches distintas de la leche materna, debe alimentarse con leche de origen animal. No se recomiendan las fórmulas de continuación.

Consideraciones

Los productos lácteos, incluidas las líquidas, forman parte de una dieta diversa y contribuyen a una adecuada nutrición. Son especialmente importantes para los niños no amamantados cuando no se dispone de otros alimentos de origen animal.

Los tipos de leche que pueden ser utilizadas son: las leches de origen animal pasteurizadas, la leche evaporada reconstituida pero no condensada (con azúcar), la leche fermentada o el yogur.

No deben ser utilizadas las leches con sabores o endulzadas.

Debe utilizarse leche entera, al alimentar a los lactantes de 6 a 11 meses.

Deben seguirse prácticas seguras de almacenamiento y manipulación de las leches de origen animal.

3. Introducir alimentos complementarios a partir de los 6 Meses

Los bebés deben comenzar a recibir alimentos sólidos a los 6 meses de edad (180 días). Introducirlos antes puede aumentar el riesgo de alergias y problemas digestivos, mientras que retrasar la introducción puede llevar a deficiencias nutricionales.

Consideraciones:

La introducción debe ser gradual, comenzando con purés y progresando a texturas más gruesas.

Se recomienda comenzar con alimentos ricos en hierro, como carnes, legumbres y cereales fortificados.

Se debe ofrecer un alimento nuevo a la vez y observar la reacción del bebé antes de introducir otro.

4. Diversidad de alimentos para un desarrollo óptimo

Un bebé necesita una dieta variada para asegurar el aporte de todos los nutrientes esenciales. Se recomienda incluir:

Verduras y frutas: Aportan vitaminas, minerales y fibra.

Cereales integrales: Son fuente de energía y fibra.

Legumbres y frutos secos: Ricos en proteínas vegetales, hierro y zinc.

Alimentos de origen animal: Leche, carne, huevos y pescado, que son fundamentales para el crecimiento.

Consideraciones:

La variedad de alimentos favorece la aceptación de sabores y texturas nuevas.

Evitar dar solo papillas líquidas, ya que los bebés deben aprender a masticar.

Se recomienda ofrecer los alimentos varias veces, aunque el bebé los rechace inicialmente.

5. Evitar alimentos y bebidas no saludables

Los bebés no deben consumir productos con alto contenido de azúcar, sal y grasas trans, ya que pueden afectar su metabolismo y predisponerlos a enfermedades crónicas.

Bebidas azucaradas y jugos comerciales.

Alimentos ultraprocesados con alto contenido de sodio.

Edulcorantes artificiales.

Exceso de cereales refinados y harinas blancas.

Consideraciones:

Es importante leer las etiquetas y evitar alimentos con azúcares añadidos.

El agua debe ser la bebida principal.

Se recomienda limitar el consumo de jugo de frutas a pequeñas cantidades y preferir la fruta entera.

6. Uso de suplementos y alimentos fortificados en casos necesarios

En algunas poblaciones, la dieta habitual no cubre las necesidades nutricionales del bebé. En estos casos, la OMS recomienda:

Polvos de micronutrientes, como hierro y zinc, en contextos de elevada deficiencia.

Cereales fortificados, si ya forman parte de la dieta del niño.

Suplementos lipídicos (con grasas) en pequeñas cantidades, en casos de inseguridad alimentaria severa.

Consideraciones:

Los suplementos deben ser utilizados bajo supervisión médica.

No deben reemplazar una alimentación variada y equilibrada.

7. Prácticas de alimentación responsiva

La alimentación no solo es un proceso biológico, sino también es clave para el desarrollo cognitivo y emocional del bebé. La alimentación responsiva se basa en respetar las señales de hambre y saciedad del niño.

Beneficios: Ayuda a prevenir problemas de alimentación en la infancia.

Favorece el desarrollo del habla y la motricidad oral.

Contribuye a una relación positiva con la comida.

Consideraciones:

Se recomienda alimentar al bebé en un ambiente tranquilo, sin distracciones.

No se debe obligar al niño a comer, si no tiene hambre.

Los cuidadores deben responder a las señales del bebé, como abrir la boca o rechazar la comida.

El éxito de la alimentación complementaria no solo depende de los alimentos ofrecidos, sino también de la forma en que se introducen y del entorno en el que el niño aprende a comer. Un enfoque basado en evidencia científica permite maximizar los beneficios y reducir los riesgos asociados a una alimentación inadecuada.

Saber más

La alimentación responsiva depende de las características del cuidador y de la expresividad del bebé. Un estudio evaluó cómo se interpretan las señales de hambre de los bebés y su relación con rasgos alimentarios, salud mental y bienestar. Se observaron videos de bebés comiendo, encontrándose un alto consenso en reconocer las señales de hambre de los bebés. Los bebés mostraban emociones positivas al inicio de la comida y más negativas al final (Yu et al., 2025).

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Original de Dra. Dª. Cristina Campoy FolgosoDepartamento de Pediatría, Universidad de Granada.Salud

Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.

Referencias

WHO. WHO Guideline for complementary feeding of infants and young children 6–23 months of age.  Geneva: World Health Organization; 2023. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO. https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/373358/9789240081864-eng.pdf?sequence=1 Consultado 4 febrero 2025.

WHO. Complementary feeding. Geneva: World Health Organization; 2021. Disponible en: https://www.who.int/health-topics/complementary-feeding#tab=tab_1

Yu, S., Birtill, P., Fildes, A., Tang, T., & Hetherington, M. M. (2025). Towards developing a “baby translator”-an exploration of how infant appetite cues are understood. Appetite, 107850.

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