¿Por qué necesita el hierro mi bebé?

El hierro es un mineral esencial para el organismo humano, desempeñando un papel crucial en diversas funciones biológicas. Una de sus principales funciones es formar parte de la hemoglobina, la proteína en los glóbulos rojos responsable del transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los tejidos y órganos. Además, el hierro es componente de la mioglobina, que almacena oxígeno en los músculos, y participa en numerosas enzimas involucradas en procesos metabólicos y en la producción de energía. También es vital para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico y el desarrollo cognitivo.

Tu bebé necesita hierro por varias razones:

Producción de hemoglobina: El hierro es esencial para la formación de hemoglobina, la proteína en los glóbulos rojos que transporta oxígeno a todo el cuerpo.

Desarrollo del cerebro: Es clave para el desarrollo cognitivo y neurológico, influyendo en la memoria, la concentración y el aprendizaje.

Crecimiento y desarrollo: Participa en la producción de energía y en el crecimiento adecuado de los órganos y tejidos.

Sistema inmunológico: Ayuda a fortalecer las defensas del organismo, protegiendo contra infecciones y enfermedades.

Prevención de la anemia: Un nivel adecuado de hierro evita la anemia por deficiencia de hierro, que puede causar fatiga, debilidad y retraso en el desarrollo.

Reservas de hierro limitadas: Los bebés nacen con reservas de hierro que se agotan alrededor de los 4-6 meses, por lo que necesitan obtenerlo de la alimentación.

Absorción mejorada en la lactancia: Aunque la leche materna contiene poco hierro, se absorbe muy eficientemente, pero a partir de los 6 meses se deben incluir alimentos ricos en hierro en su dieta.

La concentración óptima de hemoglobina que permite satisfacer las necesidades fisiológicas varía según la edad, el sexo, la elevación sobre el nivel del mar, el tabaquismo y el embarazo.

¿La falta de hierro es un problema?

Cuando una persona tiene muy pocos glóbulos rojos, estos son anómalos o no contienen suficiente hemoglobina, se reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a los tejidos del organismo, lo que puede causar síntomas como agotamiento, debilidad, mareos y dificultad para respirar, entre otros.

La deficiencia de hierro es un problema de salud pública significativo a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que la anemia, en gran parte atribuible a la deficiencia de hierro, afecta a:

614 millones de mujeres (37% embarazadas y 30% de las mujeres de 15 a 49 años).

280 millones de niños, (2 de cada 10 niños de 6 a 59 meses de edad).

En España, aunque los datos específicos varían, se ha identificado una prevalencia notable de deficiencia de hierro, especialmente entre mujeres en edad fértil y niños pequeños. La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia establece que la prevalencia en España de la anemia ferropénica es mayor en mujeres, concretamente, se presenta en el 20% de las mujeres en edad fértil, el 40% de las gestantes y el 15% de las adolescentes (Santamaría y Losa, 2020). Además, en el caso de las embarazadas, supone un riesgo tanto para la mujer como para el feto. Esta carencia puede deberse a una ingesta insuficiente, pérdidas de sangre (como las menstruaciones abundantes), o una absorción inadecuada del mineral.

La anemia por deficiencia de hierro puede tener consecuencias graves para la salud.

En los niños, puede provocar retrasos en el desarrollo cognitivo y motor, afectando su capacidad de aprendizaje y rendimiento escolar.

En las mujeres embarazadas, aumenta el riesgo de partos prematuros, bajo peso al nacer y mortalidad materna e infantil.

En la población general, la deficiencia de hierro puede causar fatiga, debilidad, disminución de la capacidad laboral y una menor resistencia a las infecciones.

La anemia puede deberse a varios factores: carencias nutricionales debidas a un régimen alimentario inadecuado o a una absorción insuficiente de nutrientes, infecciones (por ejemplo, paludismo, infecciones parasitarias, tuberculosis, infección por el VIH), inflamaciones, enfermedades crónicas, afecciones ginecológicas y obstétricas y trastornos hereditarios de los glóbulos rojos.

Alimentos con hierro

Es importante destacar que, aunque la leche materna contiene hierro, su concentración es relativamente baja. El bebé nace con reservas de hierro, aportadas por la madre, las cuales suelen agotarse alrededor de los 4 a 6 meses de edad. Por ello, es fundamental introducir alimentos ricos en hierro en la dieta del lactante a partir de ese momento para prevenir deficiencias. La OMS recomienda la introducción de alimentos complementarios ricos en hierro a partir de los 6 meses de edad, continuando con la lactancia materna si es posible.

El hierro en los alimentos se presenta en dos formas: hemo y no hemo. El hierro hemo se encuentra en alimentos de origen animal y se absorbe de manera más eficiente por el organismo, mientras que el hierro no hemo se encuentra en alimentos de origen vegetal y su absorción es menos eficiente.

Carnes rojas: Ternera, cordero y cerdo.

Aves: Pollo y pavo.

Pescados y mariscos: Pescados como el atún y el salmón, así como mariscos como los mejillones y las almejas.

Legumbres: Lentejas, garbanzos y alubias.

Verduras de hoja verde: Espinacas, acelgas y berros.

Frutos secos y semillas: Almendras, nueces y semillas de sésamo.

Cereales integrales: Arroz integral, avena y quinoa.

Cereales enriquecidos con hierro.

Es importante mencionar que la absorción del hierro no hemo puede mejorarse mediante la combinación con alimentos ricos en vitamina C, como cítricos (naranja, papaya, limón, mandarina, fresas, pimientos.).

Tip que mejora la absorción del hierro:

Acompañar una crema espinacas con zumo de limón o incluir pimientos en un guiso de lentejas puede potenciar la absorción del hierro presente en estos alimentos.

En España, la dieta mediterránea tradicional, rica en legumbres, verduras y pescados, proporciona una base sólida para una ingesta adecuada de hierro. Sin embargo, cambios en los patrones alimentarios y el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados pueden haber contribuido a una disminución en la ingesta de nutrientes esenciales, incluido el hierro. Es fundamental promover hábitos alimentarios saludables y la educación nutricional para garantizar una ingesta adecuada de este mineral y prevenir deficiencias en la población.

Es crucial asegurar una ingesta adecuada de hierro a través de una dieta equilibrada que incluya fuentes tanto de hierro hemo como no hemo, adaptadas a los hábitos alimentarios y disponibilidad de alimentos en España.

Saber más

La Organización Mundial de la Salud proporciona directrices sobre cómo medir la ferritina, una proteína que indica las reservas de hierro en el cuerpo. La ferritina está presente en pequeñas cantidades en la sangre. Los niveles de ferritina son bajos en personas con deficiencia de hierro y altos en aquellas con exceso de hierro. Una medición precisa de la ferritina, junto con una evaluación clínica y de laboratorio, ayuda a determinar las intervenciones adecuadas tanto para individuos como para la población en general.

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Original de Dra. Dª. Ana María Roca Ruiz, Médico, Máster en Nutrición

Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.

Referencias

Organización Mundial de la Salud. Anemia. https://www.who.int/es/health-topics/anaemia#tab=tab_1 Consultado 12 febrero 2025.

Santamaria, A., & Losa, F. (2020). La anemia ferropénica: Un problema mundial infravalorado e infradiagnosticado con fácil tratamiento, especialmente en mujeres. Toko-Ginecología Práctica768.

Finkelstein JL, Cuthbert A, Weeks J, Venkatramanan S, Larvie DY, De-Regil LM, Garcia-Casal MN. Daily oral iron supplementation during pregnancy. Cochrane Database of Systematic Reviews 2024, Issue 8. Art. No.: CD004736. DOI: 10.1002/14651858.CD004736.pub6.

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