La alimentación de un bebé es una de las preocupaciones principales de los padres, especialmente cuando llega el momento de introducir nuevos alimentos en su dieta. Una de las opciones más populares y recomendadas son las papillas, que permiten ofrecer una nutrición equilibrada adaptada a la edad y necesidades del bebé.
¿Qué es una papilla?
Las papillas son preparaciones semilíquidas elaboradas a partir de cereales, frutas, verduras o carnes trituradas y mezcladas con líquidos como agua, leche materna o fórmula. Su textura suave facilita la transición del bebé desde la lactancia exclusiva hacia la alimentación complementaria, permitiendo que aprenda a tragar y digerir nuevos alimentos sin dificultad. La consistencia, debe ser primero en forma de puré suave, luego más grumoso y al poco tiempo en trocitos que el bebé pueda tomar con su propia mano.
Se debe evitar las comidas muy líquidas, tales como caldos, sopas o purés que se deslicen en el plato, ya que tienen mucha agua y pocos nutrientes (UNICEF).
¿Por qué son importantes las papillas?
Las papillas cumplen un papel fundamental en la alimentación infantil por varias razones:
Facilitan la transición a los alimentos sólidos: Permiten que el bebé se acostumbre a nuevos sabores y texturas de manera gradual.
Aportan nutrientes esenciales: Son una fuente importante de vitaminas, minerales y energía necesarios para el crecimiento. Se pueden incluir grasas esenciales, como los omega 3, a través del uso del aceite de oliva virgen extra o alimentos enriquecidos con estas grasas.
Favorecen el desarrollo del sistema digestivo: Ayudan a que el bebé digiera mejor los nuevos alimentos.
Reducen el riesgo de alergias alimentarias: La introducción progresiva de nuevos ingredientes permite detectar posibles intolerancias.
¿A partir de cuándo se pueden dar papillas a los bebés?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad. A partir de ese momento, se pueden introducir los primeros alimentos sólidos en forma de papillas o purés, siempre manteniendo la leche materna o de fórmula como la principal fuente de nutrición hasta el año de vida.
La introducción de papillas debe ser gradual, comenzando con ingredientes suaves y de fácil digestión, como frutas y verduras, y luego incorporando cereales y proteínas según la tolerancia del bebé.
Tipos de papillas según la edad del bebé
De 6 a 8 meses:
Papillas de frutas: Plátano, manzana, pera, melocotón.
Papillas de verduras: Calabacín, zanahoria, patata, calabaza.
Papillas de cereales: Arroz, avena, maíz, combinados con leche materna o de fórmula.
De 8 a 10 meses:
Papillas más densas: Se pueden combinar frutas y cereales o mezclar verduras con carne de pollo o ternera.
Papillas con legumbres: Lentejas, guisantes o garbanzos bien triturados.
De 10 a 12 meses:
Papillas con texturas más gruesas: Se pueden incluir pequeños trozos de alimentos para fomentar la masticación.
Papillas con pescado: Merluza, lenguado o salmón bien cocidos y triturados.
Ejemplos de papillas comunes en España
Papilla de frutas variadas: Mezcla de plátano, manzana y pera.
Papilla de verduras y pollo: Calabacín, zanahoria, patata y pechuga de pollo hervida y triturada.
Papilla de cereales sin gluten: Arroz o maíz mezclado con leche materna o fórmula.
Papilla de legumbres y verduras: Puré de lentejas con zanahoria y patata.
Papilla de pescado blanco y patata: Merluza con patata y un toque de aceite de oliva.
Uso de papillas en situaciones especiales
Las papillas también pueden ser adaptadas en casos de necesidades especiales:
Bebés con alergias alimentarias: Se pueden preparar papillas sin gluten, sin leche o sin huevo según las recomendaciones médicas.
Bebés con dificultades digestivas: Algunas papillas específicas incluyen ingredientes fáciles de digerir, como la papilla de arroz para episodios de diarrea.
Bebés prematuros o con bajo peso: Las papillas pueden ser enriquecidas con más calorías y proteínas según indicación pediátrica y nutricional.
Bebés con dificultades para tragar: Se pueden preparar papillas más líquidas para facilitar su consumo.
Las papillas son una excelente forma de iniciar la alimentación complementaria en los bebés. Adaptadas a cada etapa del desarrollo, permiten que los pequeños reciban los nutrientes necesarios para crecer sanos y fuertes. Además, en situaciones especiales, las papillas pueden ajustarse para cubrir necesidades específicas, asegurando que cada bebé reciba una alimentación adecuada a su situación particular. Siempre es recomendable consultar con el pediatra para personalizar la introducción de alimentos y garantizar el bienestar del bebé.
Saber más
En un estudio que analizó la alimentación de 30 niños amamantados, con edades entre 6 a 23 meses, utilizando tres tipos de papillas con diferentes niveles de contenido energético (cantidad de calorías) y el nivel de dulzura afectaban su consumo de energía y nutrientes. Se probaron dos papillas con alto contenido energético (120 kcal) y una con baja densidad energética (60 kcal). Las papillas más energéticas tenían más azúcar (15%) que la de baja densidad (5%). En general, se observó que las papillas más energéticas (con más calorías) aumentaron la ingesta de calorías en los bebés en un 74 a 83% en comparación con la papilla de baja densidad. El consumo de una de las papillas con mayor contenido de calorías, aportó más del 36% de las necesidades diarias de energía y un alto porcentaje de hierro (73%), zinc (93%) y calcio (48%) (Kouton et al., 2021).
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Original de Dr. D. Luis Miguel Puello Pavés, Pediatra, Universidad de Granada
Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.
Referencias
UNICEF. ¡A comer! orientaciones para un crecimiento saludable a partir de los 6 meses 3 años. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF Uruguay, 2019. https://www.unicef.org/uruguay/media/1716/file/A%20comer.pdf Consultado 11 febrero 2025.
Kouton, S. E., Amoussa Hounkpatin, W., Bodjrenou, S., & Soumanou, M. M. (2021). Effects of the energy density and sweetness of porridges used in the complementary feeding of infants on energy and nutrient intakes. International Journal of Functional Nutrition, 2(4), 1-10.