A partir de los 6 meses aproximadamente, cuando el bebé comienza a probar otros alimentos, se le abre un mundo de nuevas experiencias. Descubre olores, sabores, colores y texturas que le proporcionan placer e influyen en sus preferencias alimenticias a lo largo de su vida. Es por ello, que comenzar a dar nuevos alimentos en la dieta del bebé, es un proceso clave para su crecimiento y desarrollo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Academias de Pediatría, a partir de los 6 meses, la leche materna o la fórmula infantil ya no son suficientes para cubrir todas las necesidades nutricionales del bebé, por lo que es esencial incorporar gradualmente alimentos sólidos y semisólidos, proceso conocido como alimentación complementaria.
Son pocos los niños que reciben alimentación complementaria segura y adecuada desde el punto de vista nutricional; en muchos países, menos de ¼ de los niños de 6 a 23 meses cumplen los criterios de diversidad de la dieta y frecuencia de las comidas apropiados para su edad.
Principios rectores de una alimentación complementaria apropiada, según la OMS
Seguir con la lactancia materna a demanda, con tomas frecuentes, hasta los dos años o más.
Ofrecer una alimentación que responda a las necesidades del niño (por ejemplo, darles de comer a los lactantes y ayudar a comer a los niños mayores; darles de comer lenta y pacientemente, alentándolos a que coman, pero sin forzarlos; hablarles mientras tanto, y mantener el contacto visual).
Mantener una buena higiene y manipular los alimentos adecuadamente.
Empezar a los seis meses con pequeñas cantidades de alimentos y aumentarlas gradualmente a medida que el niño va creciendo.
Aumentar gradualmente la consistencia y variedad de los alimentos.
Aumentar el número de comidas: dos a tres al día para los lactantes de 6 a 8 meses, y tres a cuatro al día para los de 9 a 23 meses, con uno o dos refrigerios adicionales si fuera necesario.
Ofrecer alimentos variados y ricos en nutrientes.
Utilizar alimentos complementarios enriquecidos o suplementos de vitaminas y minerales si fuera necesario.
Durante las enfermedades, aumentar la ingesta de líquidos, incluida la leche materna, y ofrecerles alimentos blandos y favoritos.
Claves para una introducción adecuada de los alimentos
Introducir los alimentos de uno en uno, dejando un intervalo de varios días entre ellos, permite identificar posibles alergias o intolerancias alimentarias.
Ofrecer una variedad de sabores y texturas desde el inicio favorece la aceptación de nuevos alimentos y contribuye a establecer hábitos alimentarios saludables a largo plazo.
Comenzar con alimentos ricos en hierro, como carnes, legumbres o cereales fortificados, ya que este mineral es crucial para el desarrollo cognitivo y la prevención de la anemia (WHO, 2021).
Para la Salud infantil y neurodesarrollo, incluir alimentos con omega 3. Numerosos estudios han examinado los efectos de la ingesta materna de mariscos y omega-3 sobre el peso del bebé al nacer, la duración de la gestación, el desarrollo visual y cognitivo y otros resultados de salud infantil. Existen altas concentraciones de las grasas omega 3 (DHA o docosahexaenoico) en las membranas celulares del cerebro y la retina. El DHA es importante para el crecimiento y el desarrollo del feto. La acumulación de DHA en la retina se completa en el momento del nacimiento, mientras que la acumulación en el cerebro continúa a lo largo de los 2 primeros años tras el nacimiento (NIH, 2024).
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y de Nutrición, la Asociación Española de Pediatría y la Generalitat de Catalunya recomiendan el siguiente orden de introducción en los alimentos desde el nacimiento y hasta la edad preescolar.
Cereales integrales (pan, arroz, pasta, etc con o sin gluten), frutas, hortalizas y verduras, legumbres, huevos, pescado, carne, aceite de oliva virgen, frutos secos (molidos, en polvo o en crema).
Se pueden ofrecer pequeñas cantidades de yogur sin azúcar o queso tierno a partir de los 9-10 meses.
Una correcta introducción de los alimentos no solo impacta en la salud nutricional del bebé, sino que también influye en su relación con la comida en el futuro. Por ello, es fundamental seguir las recomendaciones de profesionales de la salud y respetar el ritmo y señales del bebé en este proceso.
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Un estudio de Mokhtari y colaboradores publicado en el año 2024, sugiere que la alimentación a los 6 meses de vida influye en el desarrollo de la microbiota intestinal. Mientras que un alto consumo de azúcar puede estar relacionado con bacterias menos favorables, la ingesta de fibra parece favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas para la salud digestiva. Esto refuerza la importancia de una alimentación equilibrada en los primeros meses de vida para promover una microbiota intestinal saludable.
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Original de Dra. Lucrecia Suárez Cortina
Actualizado y revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Febrero, 2025.
Referencias
UNICEF. Alimentación entre los 6 meses y los 3 años. Consejos para un crecimiento saludable. https://www.unicef.org/uruguay/crianza/primeros-anos/alimentacion-entre-los-6-meses-y-los-3-anos Consultado 11 febrero 2025.
National Institute of Health (NIH). Omega-3 Fatty acids. (2024) https://ods.od.nih.gov/factsheets/Omega3FattyAcids-HealthProfessional/ Consultado 11 febrero 2025.
WHO. Alimentación del lactante y del niño pequeño (2023) https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/infant-and-young-child-feeding Consultado 11 febrero 2025.
AESAN. Alimentación saludable en la primera infancia. https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/educanaos/alimentacion_saludable_1infancia_2022.pdf Consultado 11 febrero 2025.
Mokhtari, P., Holzhausen, E. A., Chalifour, B. N., Schmidt, K. A., Babaei, M., Machle, C. J., … & Goran, M. I. (2024). Associations between dietary sugar and fiber with infant gut microbiome colonization at 6 Mo of age. The Journal of Nutrition, 154(1), 152-162.