A medida que el bebé cumple su primer año de vida, su organismo experimenta una rápida evolución en términos de crecimiento físico y desarrollo motor. En este periodo, las necesidades nutricionales del bebé se modifican y su dieta debe adaptarse para asegurar su bienestar, crecimiento y desarrollo óptimo. El cambio hacia una dieta más variada y equilibrada es fundamental para cubrir sus nuevas exigencias energéticas y nutritivas.
¿Qué alimentos se deben incorporar en la dieta del bebé a los 12 meses?
La transición alimentaria a partir del primer año de vida debe ser gradual, asegurando que el bebé reciba los nutrientes necesarios para su desarrollo sin alterar su sistema digestivo. Entre los alimentos recomendados para incorporar a la dieta del bebé a los 12 meses, destacan las legumbres. A esta edad, es común iniciar el consumo de legumbres en forma de purés, los cuales proporcionan proteínas vegetales, fibra y minerales como el hierro y el zinc. Las legumbres secas, como lentejas, garbanzos y frijoles, se pueden ofrecer trituradas o en puré, ayudando a mejorar la tolerancia digestiva del niño a estos alimentos.
Otro grupo importante a incluir son los lácteos, que deben formar parte esencial de la alimentación del bebé a partir de los 12 meses. Aunque la leche materna sigue siendo el alimento más recomendable si está disponible, la leche de vaca no es adecuada para un niño de esta edad debido a su bajo contenido en hierro y a su potencial para causar problemas digestivos, como la irritación intestinal o el sangrado microvascular en el intestino. En su lugar, los expertos recomiendan el uso de leches de crecimiento, que están específicamente formuladas para cubrir las necesidades nutricionales del niño en esta etapa, aportando una mejor cantidad de hierro y vitaminas que la leche de vaca.
A medida que el bebé se adapta a nuevas texturas y sabores, pueden incluirse otros derivados lácteos como queso fresco y yogures naturales. Estos productos no solo proporcionan calcio, sino también proteínas y grasas esenciales para el desarrollo cerebral y la formación de huesos y dientes.
Precauciones alimentarias a tener en cuenta
Si bien la dieta del bebé se diversifica considerablemente a los 12 meses, aún hay ciertos alimentos que deben ser precavidos para prevenir alergias o problemas digestivos. Es recomendable no introducir chocolate, golosinas o derivados, ya que su alto contenido de azúcar y grasa no es adecuado para esta edad y puede interferir con el desarrollo saludable de hábitos alimenticios. Los mariscos y los pescados de río, así como los embutidos y las salsas industriales, pueden contener altos niveles de sal y conservantes, lo cual no es beneficioso para los pequeños.
Sobre los alimentos potencialmente alergénicos, varias academias de pediatría a nivel mundial han comenzado a recomendar la introducción de pequeñas cantidades de alimentos potencialmente alergénicos en la dieta de los bebés. Este enfoque, conocido como introducción temprana de alérgenos, tiene como objetivo ayudar a desarrollar una tolerancia inmunológica hacia estos alimentos y reducir el riesgo de alergias alimentarias en el futuro.
La evidencia científica sugiere que ofrecer a los bebés alimentos como huevos, cacahuates, y pescado en cantidades controladas y a partir de los 4 a 6 meses de edad puede ser beneficioso. Estas recomendaciones están respaldadas por numerosos estudios que indican que la exposición temprana y repetida puede disminuir significativamente la incidencia de alergias alimentarias.
Es fundamental que los padres consulten con su pediatra antes de introducir estos alimentos, especialmente si hay antecedentes familiares de alergias. La orientación profesional asegura que el proceso se realice de manera segura y adecuada, minimizando riesgos y maximizando beneficios.
Sobre los alimentos como frutos secos enteros deben evitarse debido al riesgo de asfixia, y los alimentos con alto contenido en miel, como pasteles o cereales, no se recomiendan debido a la posibilidad de causar botulismo infantil.
Leches de crecimiento: ¿Por qué son necesarias?
Las leches de etapa de crecimiento, también conocidas como leches «junior» o de tipo 3, han sido formuladas para complementar la dieta del bebé a partir de los 12 meses de vida. Estas leches son especialmente útiles en la etapa de crecimiento acelerado que experimenta el niño durante sus primeros años. Su composición está optimizada para cubrir las carencias que la leche de vaca no puede proporcionar de manera adecuada, en especial el hierro y las vitaminas esenciales como la D, que juegan un papel crucial en la absorción del calcio y el desarrollo óseo.
A lo largo de los últimos años, la formulación de las leches de crecimiento ha mejorado. Estas leches ahora contienen un perfil lipídico más equilibrado, con un menor contenido de ácidos grasos saturados y un mayor aporte de ácidos grasos esenciales, como los omega-3 y omega-6, fundamentales para el desarrollo del cerebro y los ojos. Además, muchas de estas leches ahora incluyen prebióticos y probióticos que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico del bebé y a mejorar la salud intestinal.
A pesar de que existen diferentes marcas y tipos de leches de crecimiento en el mercado, es fundamental que los padres consulten con un pediatra para elegir la más adecuada según las necesidades individuales de su hijo, especialmente si se tiene alguna condición médica preexistente o alergia alimentaria.
Necesidades nutricionales a partir de los 12 meses
El primer año de vida es crítico en el desarrollo de un niño, y sus necesidades nutricionales cambian conforme crece. A partir de los 12 meses, el bebé ya comienza a experimentar un crecimiento más gradual en comparación con los primeros meses de vida. A pesar de esta desaceleración en la tasa de crecimiento, la cantidad de nutrientes sigue siendo alta, y su dieta debe ser equilibrada para promover un desarrollo físico y cognitivo óptimo.
Para satisfacer estas necesidades, la dieta debe incluir:
1. Proteínas: El 15% de la ingesta calórica total del bebé debe provenir de las proteínas. Las proteínas animales, como las de carne, pollo, pescado, huevos y lácteos, son esenciales para el crecimiento muscular y el desarrollo celular.
2. Carbohidratos: Constituyen la mayor parte de la energía necesaria para el bebé, representando entre el 40% y el 50% de su ingesta calórica diaria. Es importante ofrecer carbohidratos complejos, como cereales integrales, arroz, y patatas, que ofrecen una liberación sostenida de energía.
3. Grasas: Las grasas deben componer no más del 35% de la dieta del bebé. Estas deben ser predominantemente de origen vegetal, como el aceite de oliva y aguacate, que proporcionan ácidos grasos esenciales para el desarrollo cerebral.
Es recomendable que el bebé reciba un mínimo de 500 ml de lácteos al día, para asegurar un buen aporte de calcio y vitamina D. Asimismo, las fuentes de hierro deben ser incluidas, ya sea mediante carnes rojas magras, legumbres o cereales enriquecidos, ya que esta vitamina es crucial para evitar la anemia.
Saber más
Las leches de crecimiento son fundamentales en el desarrollo del bebé durante el primer año y hasta los tres años. Aunque estas leches son muy beneficiosas, la mejor opción para un bebé siempre será la leche materna, que ofrece una combinación única de nutrientes, anticuerpos y factores de crecimiento. De hecho, la leche materna sigue siendo la opción más completa para la mayoría de los bebés, y su incorporación continua hasta los 2 años o más puede proporcionar beneficios a largo plazo para la salud inmunológica y el desarrollo cerebral.
Prof. Dr. D. Juan Antonio Molina Font, Catedrático de Pediatría, Universidad de Granada
Revisado por María Gabriela Sagastume Rodríguez, Estudiante de Nutrición Clínica, Universidad Mariano Gálvez de Guatemala y Dra. Jennifer Bernal-Rivas, Investigadora colaboradora de la Fundación Iberoamericana de Nutrición. Enero, 2025.
Referencias
Lott, J., & Smith, P. (2021). Nutritional requirements of children under 3 years of age. The Journal of Pediatrics, 118(3), 512-520. Disponible en: https://www.jpeds.com
Du N, DiMaggio DM, Porto AF. Nutrition Content of Young Child Formulas. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2023;76:512–6. https://doi.org/10.1097/MPG.0000000000003712.
Lozoff B, Castillo M, Clark KM, Smith JB, Sturza J. Iron supplementation in infancy contributes to more adaptive behavior at 10 years of age. J Nutr 2014;144:838–45. https://doi.org/10.3945/jn.113.182048.
AEP, FINUT. Leches de crecimiento en el niño pequeño [Internet]. FEN, editor. AEP. 2017 [cited 2024 Dec 12]. Available from: https://www.aeped.es/comite-nutricion-y-lactancia-materna/nutricion-infantil/documentos/decalogo-sobre-las-leches-crecimiento-en
Pieri M, Nicolaidou V, Papaneophytou C. Special Issue: The Impact of Early Life Nutrition on Gut Maturation and Later Life Gut Health. Nutrients 2023;15:1498. https://doi.org/10.3390/nu15061498.
Agostoni, C., et al. (2018). Complementary Feeding: A Position Paper by the ESPGHAN Committee on Nutrition.Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition, 64(1), 119–132. DOI: 10.1097/MPG.0000000000001454.
Requirements I of M (US) C to RC and ACFPM, Murphy SP, Yaktine AL, Suitor CW, Moats S. Nutritional Considerations for Infants and Children. Child and Adult Care Food Program: Aligning Dietary Guidance for All, National Academies Press (US); 2011.