Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es una condición muy prevalente que afecta a entre el 65% y el 74% de la población mundial. Según la Sociedad Española de Patología Digestiva, entre un 30 y un 50% de la población española la padece. La intolerancia a la lactosa más que una enfermedad, es un trastorno ocasionado por el déficit de lactasa; no es una alergia, ya que la lactosa no actúa como alérgeno que desencadena una reacción del sistema inmune.

La intolerancia a la lactosa se produce cuando existe un déficit total o parcial de lactasa en el organismo, con lo que se altera la digestión de la lactosa. Esto produce una alteración de las microvellosidades, hinchazón y/dolor abdominal, digestiones pesadas, gases o flatulencia, diarrea y nauseas. Entre los efectos adversos también se incluyen el deterioro óseo, las fracturas y la osteoporosis. La intolerancia a la lactosa más frecuente suele ser ocasional, remitiendo cuando remiten sus causas. En otras ocasiones se nace con esta condición, aunque también se puede adquirir con el paso del tiempo. A su vez, las intolerancias adquiridas pueden ser totales o parciales.

La lactosa es un tipo de azúcar natural que se encuentra en la leche de todos los mamíferos. Para que nuestro cuerpo la digiera, necesitamos una enzima llamada lactasa. Esta enzima, producida en el intestino, se encarga de descomponer la lactosa en dos azúcares más simples: glucosa y galactosa, que el cuerpo puede absorber fácilmente.

La intolerancia a la lactosa es menos común en las personas que son de Europa o cuyas familias son de esa región. Los africano-americanos, nativo-americanos, asiático-americanos e hispanos-latinos tienen más probabilidades de padecer de intolerancia a la lactosa.

Dependiendo de varios factores patogénicos, la intolerancia a la lactosa podría clasificarse como:

Congénita. Es una condición extremadamente rara en la que un bebé nace sin la capacidad de producir lactasa, debido a un defecto genético. Se debe a una mutación en el gen responsable de la producción de lactasa.

Los síntomas aparecen desde el nacimiento y se manifiestan al consumir leche materna o fórmula con lactosa. Incluyen diarrea severa, deshidratación, e incapacidad para ganar peso.

El tratamiento consiste en sustituir la leche materna o fórmula regular por fórmulas sin lactosa desde el nacimiento. Este tratamiento debe ser de por vida.

Primaria. Es la forma más común de intolerancia a la lactosa. Se desarrolla gradualmente con la edad cuando el cuerpo reduce la producción de lactasa después de la infancia. Su causa está relacionada con la genética y depende de la región del mundo y los hábitos alimenticios. Por ejemplo, es más común en personas de origen asiático, africano o latinoamericano. Suele comenzar en la adolescencia o adultez temprana.

Los síntomas se caracterizan por hinchazón, gases, diarrea y molestias digestivas después de consumir alimentos con lactosa.

El tratamiento se basa en reducir o eliminar el consumo de productos con lactosa, o usar suplementos de lactasa.

Secundaria. Es una forma temporal de intolerancia causada por daño o inflamación en el intestino delgado, donde se produce la lactasa. Puede ser resultado de enfermedades como la enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, infecciones intestinales, cirugías o tratamientos médicos que afectan el intestino. Aparece después de un evento que afecta la salud intestinal.

El tratamiento, en la mayoría de los casos, consiste en tratar la condición subyacente y el intestino se recupera. Durante este tiempo, puede ser necesario evitar productos con lactosa.

Deficiencia de lactasa del desarrollo. Es una condición temporal que afecta a bebés prematuros nacidos antes de las 34 semanas de gestación. En estos casos, el intestino aún no está completamente desarrollado para producir suficiente lactasa. Se debe la inmadurez del intestino delgado debido a la prematuridad.

Los síntomas son similares a la intolerancia congénita, pero desaparece con el tiempo a medida que el bebé crece y el intestino madura.

Como parte del tratamiento se recomienda utilizar fórmulas especiales sin lactosa temporalmente, hasta que el bebé desarrolle la capacidad de producir lactasa.

A manera de resumen, si el tipo de intolerancia es:

Congénita, las fórmulas sin lactosa deben ser utilizadas de por vida.

Primaria, la dieta se ajusta con un menor consumo de lactosa o productos sin lactosa.

Secundaria, se debe tratar la causa subyacente y limitar la lactosa temporalmente.

Si la intolerancia está en desarrollo, el cuidado es temporal, utilizando fórmulas adaptadas para prematuros.

Tratamiento de la Intolerancia a la Lactosa

Una vez que un profesional de la salud ha diagnosticado la intolerancia a la lactosa, el tratamiento principal consiste en ajustar la dieta para reducir o eliminar el consumo de lactosa según el nivel de intolerancia. La lactosa está presente, en mayor o menor medida, en productos como la leche (materna y de origen animal: vaca, cabra, oveja, camella, entre otras), yogures, batidos, quesos, mantequilla, nata, y en muchos alimentos procesados como cremas de verduras, repostería, natillas, y otros productos que incluyen lactosa como ingrediente por sus propiedades.

En los bebés. En los bebés, la leche materna puede ser sustituida por fórmulas adaptadas sin lactosa, diseñadas para cubrir todas las necesidades nutricionales esenciales para su desarrollo.

En casos de intolerancia leve. Como la que puede desarrollarse con la edad se recomienda consumir pequeñas cantidades de leche espaciadas durante el día para evitar sobrecargar el sistema digestivo. Esto permite que la lactasa presente en el organismo sea suficiente para procesar la lactosa.

Otra opción es consumir leches tratadas con bajo contenido de lactosa, que conservan sus beneficios nutricionales, como el calcio y la vitamina D.

Yogures y quesos son buenas alternativas, ya que tienen menor contenido de lactosa que la leche.

Tratamiento en casos de intolerancia total. Es necesario eliminar completamente la leche y sus derivados de la dieta. Sin embargo, pueden consumirse productos sin lactosa, como leches tratadas que mantienen su contenido de calcio y vitamina D.

Alternativamente, se pueden utilizar leches vegetales (como de soya, almendra o avena), que deben estar fortificadas con calcio y vitamina D para cubrir las necesidades nutricionales.

Es importante planificar la dieta cuidadosamente para garantizar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales, especialmente calcio y vitamina D, y evitar deficiencias.

Saber más

Se ha investigado ampliamente el papel de la microbiota intestinal en el desarrollo de los síntomas de la intolerancia a la lactosa. Los desequilibrios en la composición y actividad de la microbiota intestinal (disbiosis) pueden provocar la producción de ácidos grasos de cadena corta y gases por fermentación de la lactosa no digerida.

Es importante cuidar la ingesta de calcio y vitamina D mediante una dieta rica en estos elementos y/o mediante la ingesta de suplementos. El calcio deberá obtenerse de fuentes dietéticas como pescados pequeños con su raspa (chanquetes, morralla, sardinillas y anchoas en lata), chocolate, frutos secos (excepto castaña), higos secos, leche de almendras, legumbres, espinacas, langostinos gambas, camarones, acelgas, cardos o soja fresca. La vitamina D, necesaria para la absorción de calcio, puede obtenerse de la exposición a la luz solar y con una dieta rica en aceite de hígado de bacalao, pescado azul y angulas, langostinos, anchoas en aceite, chanquetes y morralla comidos con su raspa, huevas frescas, carnes, huevos, hígado o paté. Durante el invierno o cuando hay poca exposición al sol y si la ingesta es baja, es necesario suplementar la dieta con vitamina D.

Revisado por Dra. Jennifer Bernal-Rivas. Nutricionista-Dietista, Máster en Nutrición Humana y Doctora en Ciencias. Fundación Iberoamericana de Nutrición-FINUT. Enero, 2025.

Referencias

Sociedad Española de Gastroenterología, hepatología y nutrición pediátrica. https://www.seghnp.org/familias/intolerancia-lactosa Consultado 10 enero 2025.

Gobierno de España, Ministerio de derechos sociales, consumo y agenda 20230, Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Alergias e Intolerancias alimentarias. https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/publicaciones/seguridad_alimentaria/intolerancia_lactosa.pdf Consultado 10 enero 2025.

Revista Española de Enfermedades Digestivas. Entre un 30 y un 50% de la población española padece intolerancia a la lactosa. https://www.sepd.es/storage/prensa/103_SEPD-NP-Intolerancia-a-la-lactosa-14-oct-2015.pdf Consultado 10 enero 2025.

Tariq, Z., Qadeer, M. I., Anjum, I., Anjum, S., & Hasan, M. (2024). Nondiagnostic Advancements in Revolutionizing Lactose Intolerance: A Minireview for Health Sciences. Hybrid Advances, 100264.

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